A veces veo tu mirada. Cuando la conversación en nuestro grupo de madres ha dado un giro en la cantidad de niños que tenemos, o cuántos queremos o no queremos tener. Cuando las madres de los niños de kinder nuevos comparten la emoción de enviar a sus pequeños a la escuela. Cuando compartimos historias de partos y de dar a luz, y yo comparto los dos mios y luego me callo.
Quizás señalo el collar de mi nido de pájaros con perlas dentro de el representando a mis hijos - a todos ellos. O tal vez sonrio un poco, con una parte de mí queriendo participar en la conversación y otra parte de mí en otro mundo, aquel en el que la mayoría de mis bebés viven.
Quizás señalo el collar de mi nido de pájaros con perlas dentro de el representando a mis hijos - a todos ellos. O tal vez sonrio un poco, con una parte de mí queriendo participar en la conversación y otra parte de mí en otro mundo, aquel en el que la mayoría de mis bebés viven.
Veo tu mirada, porque sabes. Te acuerdas de que la mayoría de mis bebés viven en el Cielo. Tal vez te sientes mal que la conversación ha dado este giro, pero también impotente porque, después de todo, eso es de lo que las madres hablan y ¿Qué puedes hacer? No estás segura de qué decir, en todo caso, sin ponerme en el centro de la atención, sin hacer que todas las demás se sientan incómodas.
Tal vez piensas en decir algo después, pero existe ese miedo otra vez de un momento incómodo. De todas maneras, el momento ha pasado, y hemos vuelto a hablar de esta nueva película y del nuevo juguete que todos deben tener para Navidad, y si estoy bien, como parece que estoy, bueno, no quieres estropear el momento recordándome mis pérdidas.
No te preocupes, no lo harás.
Porque lo recuerdo todos los días.
Me acuerdo cuando llega agosto o junio, o febrero o mayo, cuando hubieran nacido, y cumplido, en mi mente, un año más.
Me acuerdo cuando llega marzo o noviembre o mayo o agosto, cuando les dijimos adiós.
Me acuerdo con los cambios de estación.
Me acuerdo cada noche a la hora de la cena cuando ponemos la mesa y hay sólo cuatro lugares.
Me acuerdo cuando miro la caja de recordatorio de Naomi en nuestra sala de estar.
Me acuerdo cada vez que veo una familia con más de dos hijos, y me pregunto cómo hubiera sido tener más hijos que manos tengo.
Me acuerdo en los días festivos.
Me acuerdo todos los días.
Recordar no significa que estoy triste todos los días. No significa que estoy atrapada en mi dolor. No significa que no sigo con mi vida, no apreciando las bendiciones que tengo, o no marchando hacia adelante o no confiando en Dios. No quiere decir que no esté viviendo una vida feliz, incluso una gozosa, vida.
Sólo quiere decir que me acuerdo de mis hijos, porque los quiero y los echo de menos, y siempre me preguntaré qué y quiénes podrían haber sido. Y que con el paso del tiempo no disminuye ese amor.
Y si me los mencionas, con una nota o simplemente un comentario que pensaste en ellos, también, está bien. Más que bien.
Te lo prometo, no me recordarás que se murieron.
Pero si me harás saber que alguien se acuerda de que vivieron.
Y ese es uno de los regalos más preciosos que podrías hacer.
Tal vez piensas en decir algo después, pero existe ese miedo otra vez de un momento incómodo. De todas maneras, el momento ha pasado, y hemos vuelto a hablar de esta nueva película y del nuevo juguete que todos deben tener para Navidad, y si estoy bien, como parece que estoy, bueno, no quieres estropear el momento recordándome mis pérdidas.
No te preocupes, no lo harás.
Porque lo recuerdo todos los días.
Me acuerdo cuando llega agosto o junio, o febrero o mayo, cuando hubieran nacido, y cumplido, en mi mente, un año más.
Me acuerdo cuando llega marzo o noviembre o mayo o agosto, cuando les dijimos adiós.
Me acuerdo con los cambios de estación.
Me acuerdo cada noche a la hora de la cena cuando ponemos la mesa y hay sólo cuatro lugares.
Me acuerdo cuando miro la caja de recordatorio de Naomi en nuestra sala de estar.
Me acuerdo cada vez que veo una familia con más de dos hijos, y me pregunto cómo hubiera sido tener más hijos que manos tengo.
Me acuerdo en los días festivos.
Me acuerdo todos los días.
Recordar no significa que estoy triste todos los días. No significa que estoy atrapada en mi dolor. No significa que no sigo con mi vida, no apreciando las bendiciones que tengo, o no marchando hacia adelante o no confiando en Dios. No quiere decir que no esté viviendo una vida feliz, incluso una gozosa, vida.
Sólo quiere decir que me acuerdo de mis hijos, porque los quiero y los echo de menos, y siempre me preguntaré qué y quiénes podrían haber sido. Y que con el paso del tiempo no disminuye ese amor.
Y si me los mencionas, con una nota o simplemente un comentario que pensaste en ellos, también, está bien. Más que bien.
Te lo prometo, no me recordarás que se murieron.
Pero si me harás saber que alguien se acuerda de que vivieron.
Y ese es uno de los regalos más preciosos que podrías hacer.